Volver… al futuro
- Leonardo Antonio Islas Olavarrieta

- 22 may 2020
- 5 Min. de lectura
Cuando escuchamos que estamos cerca de volver a la normalidad, en realidad se habla de poder regresar a las calles y a nuestras actividades cotidianas, pero en medio de un contexto que aún desconocemos, un futuro que resulta incierto, y al que se hace llamar “nueva normalidad”, pero que en realidad hace recordar el nombre de aquella película de culto de los 80’s “Back to the future”, volver…al futuro.

Por: Anjanette D. Zebadúa Soto*
Mas allá de las medidas que tendrán que implementarse para seguir conteniendo los contagios por coronavirus, y que permiten echar a volar la imaginación respecto a como se verán ahora los restaurantes, gimnasios, cines, autobuses de transporte de pasajeros, centros de trabajo o escuelas, el futuro también se convierte en incertidumbre y nos remite a una sensación de que no querer volver del todo a la dinámica anterior a la cuarentena, porque como seres humanos nos adaptamos y, en esa búsqueda constate de esperanza, encontramos cosas positivas en medio de cualquier adversidad, nos reinventamos y revaloramos, definitivamente no somos los mismos.
En esta época de resguardo en casa, nos hemos acercado a aquellos con los que compartimos el techo, nuestros hijos, parejas, abuelos y padres, y hemos revalorado el tiempo y el espacio que compartimos. Ahora que tenemos que regresar a la vida laboral fuera de casa sabemos que habremos de renunciar a pasar más tiempo con ellos y esto resulta difícil.
Como lo señala La Vanguardia, España, el confinamiento ha puesto a las familias en una situación excepcional, la de pasar 24 horas juntos en casa, luego de estar acostumbrados a una hiperactividad donde el tiempo con los hijos escasea.
La Vanguardia. Disponible en:

En palabras de Alejandro Méndez de La Cuestión Social en México, la crisis de la pandemia nos ha recordado la importancia de la familia y podemos comunicarnos sin que medie un smartphone, no tenemos la prisa por salir corriendo al trabajo.
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Además, está el hecho de que el home office nos ha permitido distribuir nuestro tiempo dándole espacio en nuestra agenda a actividades que nos fortalecen como seres humanos, de modo que, podemos cambiar algunas horas de sueño si preferimos pasar dos horas jugando con nuestros hijos o viendo una película, o si elegimos hacer una hora de ejercicio con nuestra pareja, practicar meditación o yoga, y no se diga si tenemos la posibilidad de tener una sesión de terapia en línea, una clase de canto, danza o música por videoconferencia, o bien hacer un karaoke con tus mejores amigos que viven a miles de kilómetros de distancia.
Desde hace 6 meses la revista Forbes ya señalaba al home office como la estrategia de recursos humanos más inteligente del mundo, pues aumenta los ingresos y reduce los costos.

Trabajar desde casa, según un estudio de la Revista de Negocios de Harvard (Harvard Business Review), incrementa la productividad, reduce las tasas de deserción, reduce costos de las instalaciones, hay menores pérdidas por días no laborados por enfermedad y reduce los costos de nómina.
El caso es que, una vez que volvamos a las calles habremos de renunciar a muchas de estas cosas si volvemos a encerrarnos en nuestras oficinas, y si no se aprecian las grandes ventajas que tiene el sistema de actividades online, particularmente en las grandes ciudades donde los traslados consumen gran parte de nuestro tiempo.
Por otra parte, esta sensación de resistirse a regresar a nuestra vida pre-covid tiene que ver con el hecho de que, durante este tiempo en que hemos estado resguardándonos en nuestros hogares, llevamos al máximo costumbres que ya eran parte de nuestra vida como el trabajo a distancia, el uso de dispositivos electrónicos y las redes sociales para mantenernos en contacto con nuestros seres queridos, de modo que nos han hecho replantearnos una nueva forma de existir y coexistir.
De acuerdo con el informe Online Nation, cada día se emplean en promedio 3 horas y 15 minutos en la red, esto significa que pasamos 50 días al año mirando internet y las redes sociales.
El Mundo.
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En México, de acuerdo con un estudio de Nielsen Ibope, desde que comenzó la cuarentena, el tiempo en redes sociales se incrementó 42%.
DPL news. Disponible en:
Antes de que el COVID-19 se convirtiera en una amenaza mundial, ya pasábamos largas horas trabajando desde alguna oficina improvisada en nuestra casa, nos manteníamos al tanto de nuestra familia y amigos que viven lejos a través de su actividad en Facebook, Twitter, Instagram, o TikTok, y comprábamos una gran variedad de mercancías en línea; en realidad hemos estado distanciados socialmente desde que los teléfonos celulares se hicieron más populares y el acceso a internet se extendió. Incluso preferimos enviar mensajes de texto que hacer llamadas. Pero hoy, ante el encierro, esta situación se ha exacerbado, estamos más desconectados físicamente de lo que creíamos y dependemos en gran medida de las redes de comunicación para mantener nuestras relaciones.
Entonces, la pregunta es ¿qué tantoqueremos volver a lo que era normal? A lo que veíamos como normal. En realidad,lo que queremos es tener trabajo, que se abran nuestros centros laborales parapoder tener ingresos, estar cerca de nuestros amigos y familiares, reunirnos devez en cuando, salir a dar un paseo, visitar un parque de diversiones, ver unapelícula en el cine, disfrutar un corte de cabello o gozar de una buena obra deteatro.
Pero ahora que vimos las ventajas deltrabajo desde casa, y que las medidas de sana distancia continuarán hasta queno haya una vacuna contra el coronavirus, habremos de encontrar una mezclaadecuada que nos permita tener lo mejor de los dos mundos, el mercado laboraldeberá flexibilizarse.
Teniendo en cuenta la revalorización de distintos aspectos de nuestra humanidad a los que nos llevo esta crisis sanitaria, es primordial que el regreso al futuro, la “nueva normalidad”, nos permita dejar atrás la depredación a la que sometemos a la naturaleza, la indiferencia ante la desigualdad y la falta de oportunidades de una gran parte de la población, el olvido al que sometemos a nuestros seres queridos porque nunca tenemos tiempo y la desconexión que tenemos para con nosotros mismos. Si algo hay en este momento de incertidumbre sobre el futuro que nos espera, es un consenso mundial respecto a la nueva normalidad que queremos, volver al futuro descrito en cuatro palabras: humanidad, igualdad, solidaridad y sostenibilidad.
* Anjanette D. Zebadúa Soto es candidata a Doctor en Estudios Urbanos y Ambientales por El Colegio de México. Economista. Especialista en temas de medio ambiente, vivienda y desarrollo urbano.




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