Ruta escultórica de la identidad en Hermosillo
- Leonardo Antonio Islas Olavarrieta

- 28 dic 2021
- 9 Min. de lectura
En portada: “La Familia”, obra de Marlon Balderrama. Foto: Ayuntamiento de Hermosillo

En años recientes, la ciudad de Hermosillo, en el estado de Sonora, ha vivido un cambio cultural importante. La escultura, que es una forma de las artes plásticas, ha estado destacando en la otrora árida llanura cultural de la capital del estado. Primero con figuras estilizadas de distintas etnias de la región colocadas en zonas del centro de la urbe, que posteriormente ha trascendido a otras construcciones más sólidas.
Posteriormente, durante el verano de 2021 se colocaron media docena de estatuas sobre el boulevard Hidalgo y la avenida No Reelección, creándose así un corredor cultural tan necesario en el centro histórico de la capital sonorense.
Este proyecto fue gestionado y coordinado por el Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA) del Ayuntamiento de Hermosillo en tiempos de la Lic. Diana Reyes González, y que contó con el patrocinio de Grupo Banorte.
Crear una ruta escultórica persigue la identidad del ciudadano hermosillense basada en valores, y es lo que las figuras escultóricas y los personajes representados nos recordarían, como: herencia, valentía y tradición (Proyecto Puente).
Fueron abordados -desde el arte- distintas temáticas que nos identifican, como la pareja Comca’ac, el paletero, el vendedor de pitayas, la niña dando de comer a las palomas, el personal de salud y la mujer Triqui, de la etnia del mismo nombre, ésta última en proceso.
Después de escuchar a todos los maestros escultores, nos podemos percatar del alto grado de educación que estos cuentan. Al manifestarse, queda en claro -por su claridad de conceptos- que son unos verdaderos intelectuales, demostrando cómo desde el arte se influye positivamente en la sociedad.
Con el debido respeto, intentaremos hacer el ejercicio de citar algunos conceptos expresados por los mismos maestros escultores de dichas obras, sobre su construcción y de su bagaje. A ellos, antes, les damos los créditos correspondientes, así como también a las cápsulas producidas por el IMCA al respecto.
El Hombre Comca’ac, del escultor Omar García.
La Mujer Comca’ac, del escultor Óscar Cedillo
Personal de Salud, del escultor Óscar Cedillo
El Paletero, de Jorge Esteban Moreno
El Vendedor de Pitayas, de Darío Sotelo
La Niña con paloma, de Hugo Darío Ruíz Rosas
Mujer Triqui, de Alicia Villaseñor* (No se ha colocado)
“El Hombre Comca’ac”

Su escultor, el Lic. Omar García, es egresado de la escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Sonora. El artista señaló, en entrevista realizada por el IMCA, que antes debió estudiar a la etnia en cuanto a la vestimenta que usaban en antaño, como ropa de manta de color. Compartió también que los visitó en varias ocasiones en la comunidad de Punta Chueca, donde realizó varias entrevistas. Leyó sobre ellos y de su cultura; aprendió sobre el bastón de mando, mismo que solo las autoridades pueden portar. Por ello, optaron por colocar en manos de la escultura un instrumento musical usado en sus cánticos tradicionales, como el “ayal”.
Sirvió de modelo el vocalista de la banda de etno-rock “Hamac Caziim” Francisco Molina, quien usó huaraches de piel de venado, cabello largo, su rostro con la pintura tradicional y cierta postura en movimiento, tal como los Comca’ac se sintieran bien representados. El autor aclaró que debieron destacar y exagerar algunos rasgos característicos de la etnia como los pómulos, por lo que no es exactamente igual al “Indio” (como le gusta que le digan), aunque para quienes lo conocemos bien, sí nos resulta si no igual, muy parecido, especialmente por su mirada.
El autor también reconoció el trabajo de su equipo en la elaboración de la escultura. Además, detalló la técnica utilizada, desde elaborar un esqueleto metálico hasta la preparación y aplicación de la plasticera. También, como es que los moldes se vacían (llenan) con la resina utilizada con polvo de bronce. Finalmente, señaló la importancia de promover la interculturalidad y el conocimiento de las culturas indígenas de nuestro estado a las cuales solo creemos conocer.
“La Mujer Comca’ac”

La Mujer Comca’ac fue realizada por el escultor Oscar Cedillo, nativo de Guaymas y avecindado en Hermosillo. Al igual que Oscar García, también debió trasladarse a Punta Chueca donde fotografiaron a la joven Comca’ac Betzabé Torres. El trabajo escultórico está basado en ella, con su mismo cabello, pero le dieron movimiento. Además, le agregaron detalles que el artista consideró convenientes. La joven vistió ropa tradicional para modelar. El artista debió observar cómo esta se movía con el viento o con el movimiento para plasmarlo en su obra. También, la modelo llevaba la misma pintura facial utilizada en ceremonias tradicionales Comca’ac, de quienes el maestro Cedillo considera son una etnia muy representativa del estado. Su intención fue presentar un icono de nuestro entorno del cual todos formamos parte.
En la obra se elaboraron las canastas grandes (“Saaptim” en lenguaje de los Comca’ac), de la cuales no se habla en el video, pero que se observan llenas de caracolas marinas.
Para su proceso, explicó, empiezan por construir un esqueleto metálico de PTR y poliuretano expandido (hielo seco) de manera burda para construir los volúmenes. Al hielo seco le ponen cinta para que no contamine a la arcilla. Posteriormente utilizaron arcilla base aceite. Al manejarse como plastilina resulta fácil de trabajar en temperatura templada evitando extremos de calor o frío. Al final le dieron un baño de bronce con resina que lo hace más duradero.
Durante el proceso –señaló- se elaboran los moldes con silicón en una carcasa de fibra de vidrio. Posteriormente se vacían los moldes con resina con polvo de bronce, un material que permite las restauraciones y en términos económicos resulta costeable y accesible. Al final, le meten una “pátina”, una especie de pintura que realza la pieza. Finalmente, agregó que la credibilidad en la pieza es haber trabajado con base en una referencia, en este caso la modelo Comca’ac.
Personal de salud (“La enfermera”)

El escultor Oscar Cedillo también fue el encargado de crear la estatua dedicada originalmente a una enfermera y finalmente extendida a todos quienes trabajaron en el sector salud como un homenaje perpetuo a su labor durante la reciente pandemia de Covid-19, señaló. Modeló una estudiante de enfermería y el trabajo se realizó partiendo de la fotografía. La escultura fue modelada en arcilla base a aceite.
“La enfermera” lleva un estetoscopio en la bolsa y no en el cuello. Así también un oxímetro en su mano derecha y una tabla de anotaciones en su mano izquierda, equipos muy utilizados y representativos de la pandemia por Covid-19. La enfermera se encontraba ataviada con una filipina y zapatos de enfermería donde posa caminando.
Cedillo explicó que es un tributo al personal médico que ha trabajado en la pandemia, por eso le fue colocado un cubrebocas, aunque posterior al momento en que la cara de la modelo ya estaba terminada. Respecto a su elaboración, se construyó inicialmente el volumen, el cual con la arcilla va tomando la forma con el modelado del rostro, cabello, ropa, etc. La segunda parte del trabajo son los moldes que copian el modelo que se terminó en la arcilla. Se hace el vaciado con resina con polvo de bronce y al sacarlos se unen. Señala Oscar Cedillo que la figura huele y brilla y hasta su acabado es como el bronce. Tiene un envejecido para ello.
“El Paletero” o Hielo Refrescante

Del escultor Jorge Esteban Moreno, egresado de Artes Plásticas de la UNISON, quien también fue invitado por el IMCA al proyecto de escultura urbana de personajes populares, como un reconocimiento a su esfuerzo diario.
El paletero original y modelo a esculpir fue el señor Alfonso, un adulto mayor de 81 años quien trabaja en las calles de Hermosillo desarrollando varios oficios. A este le fueron tomadas fotografías; también posó en el estudio del artista plástico, quien fue apoyado, a su vez, por la escultora Rosa Riesgo. Fue ella quien realizó el carrito de paletas llamado “Hielo refrescante”.
El esqueleto o armazón es de alambrón con soldadura para soportar el peso del barro. Se trata de un proceso muy laborioso -aclaró- hasta completar el conjunto escultórico del paletero y su carrito. Con el barro le da forma para definir planos y formas con distintas herramientas, como los raspadores. En el caso particular de su modelo, su rostro le pareció muy interesante por todas las marcas que deja el tiempo.
Posteriormente, sacaron los moldes por partes. Estos se vaciaron con material de resina poliéster con polvo de bronce. La pieza quedó de material ligero, a diferencia de otras esculturas con metal o bronce muy pesadas.
El carrito está construido en una estructura interna de placas de unicel y malla “pajarera” para construir el cubo. Fue modelado con barro. Posteriormente se hicieron los moldes y el vaciado. Finalmente, se agregaron las ruedas, manubrio y la campanita.
Sobre la Ruta Escultórica de la Identidad, el artista sugirió la continuidad de este tipo de proyectos, así como también la promoción de los artistas plásticos hasta ahora no descubiertos. Además de que se modifiquen los espacios urbanos y se llenen de actividades culturales, en particular con el tema de la escultura.
Pidió que la gente “de a pie” conviva e interactúe con ellas, que las aprecien y las cuiden. Que tengan un buen trato para el goce y disfrute de las mismas, lo cual, en este caso particular no ha sucedido, ya que ha sido vandalizada en varias ocasiones.
“El vendedor de pitayas”

Del escultor Darío Sotelo, cuarta generación en la licenciatura en Artes Plásticas de la UNISON. Cuenta con varios diplomados y es estudiante de doctorado en Educación. Ha participado en varios festivales regionales como el tradicional Ortiz Tirado. Da clases a niños, jóvenes y adultos. Tiene 15 años de experiencia total y 10 años dando clases en Artes Plásticas en los talleres libres. Ha realizado varias obras como el monumento a la madre en Santa Ana, y otro en San Pedro de la Cueva, además de varios bustos.
El tema del vendedor de pitayas es un homenaje al esfuerzo de estos vendedores ambulantes, y en general, a quienes salen a vender sus productos u ofrecer sus servicios para tener una vida digna y honrada, algo que siente muy sonorense.
Fue modelado en barro a tamaño real. Al respecto, señaló que sacaron el molde en flexibles para unas partes, y en rígido para otras. Fue vaciado en resina reforzada con fibra de vidrio porque la escultura va colocada en exteriores, y finalmente con una pátina de polvo de bronce que no se distingue si es sintético o tradicional.
“Niña con paloma”

El maestro Hugo Darío Ruíz Rosas, quien elaboró la “Niña con paloma”, es escultor. Se ha desempeñado como maestro, investigador y coordinador en la escuela de Artes Plásticas en la Universidad de Sonora por más de 20 años. Compartió que trabaja pequeño y gran formato, y que tiene varias esculturas en distintos puntos de la región, como la escultura de la escuela de medicina, la del museo Musas y de los Dinosaurios en Esqueda, Sonora.
Describió su obra como una niña sorprendida al estar alimentando a los “pichones” en algún parque de Hermosillo. Extendió la idea, extrapolando que no debemos dejar de sorprendernos y estar atentos a lo que ocurre en la naturaleza.
Adicionalmente, señaló que el concepto fue evolucionando, por lo que adaptaron la escultura con unos depósitos para hacerla interactiva, para que verdaderamente las aves se posen en ella al colocarle alimento y agua en las charolas que la niña lleva en ambas manos. Fue modelada en barro, de donde se obtiene un molde. Usaron resinas con arena sílica pigmentada para el vaciado de los moldes y el color.
Ruíz Rosas nos habla del arte -en general- como un alimento y enriquecimiento para el espíritu que genera tranquilidad y gozo, como una obligación de los gobiernos hacia la sociedad. Desde la contemplación pura hasta la interpretación misma. Un “escaparate social” donde la comunidad pueda hacer suyas las experiencias artísticas. Una necesidad social. Una parte emotiva que tiene que ver con la sensibilidad de la cual la sociedad actual está carente. Habla del arte como un camino hacia el descubrimiento de un orden dentro del caos. La escultura es un campo de diversiones donde se pueden recorrer los planos, oblicuos, cóncavos y convexos, sombras y texturas, lo que se disfruta.
Es la construcción compleja que nace de lo simple. Luces, sombras, texturas que la gente puede recorrer y descubrir con sus manos. Mediante la “serendipia” pueden encontrarse casualmente con los caminos de la escultura y el arte, misma que nos ayuda a moldearnos dependiendo las situaciones que se nos van presentando como sociedad, agregó el escultor. Sugirió cuidar la escultura e interactuar con ella. Señala que la escultura da identidad a la ciudad en los sitios públicos, es para que la gente lo descubra y se lleve una buena imagen. Agradeció a las autoridades el fomento al arte y la cultura, en particular de la escultura.
“La Familia”

El pasado 1 de diciembre se colocó la estatua dedicada a la familia en el Mercado Municipal de Hermosillo. Esta fue realizada por el escultor hermosillense Marlon Balderrama y fue patrocinada, en este caso particular, por el Patronato de comerciantes del Centro de Hermosillo. Está inspirada en la familia saliendo de compras al centro, representando la armonía y el equilibrio.
En entrevista con Proyecto Puente, el escultor explicó que “son cuatro elementos que los componen. Dos figuras centrales que son el papá y la mamá”. La mujer simboliza la equidad en el núcleo familiar porque es quién pone el equilibrio, orden al interior y sostiene el hogar o la unidad, según el escultor. El hombre representa fortaleza, ya que se asocia a quién carga la mayor parte en los intereses familiares. En lo que respecta a los hijos, el niño en brazos es representado con admiración, jugando con el rostro del papá y la niña de la mano de la madre fue diseñada con inquietud para evocar el continuar con “un viaje familiar en el exterior”.
Esta obra se hizo a base de bronce sintético, una resina con acabados en bronce y colada en concreto.




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