Nuevos hallazgos en cueva de Zacatecas revelan que los primeros humanos habitaron América desde hace 30,000 años
- Leonardo Antonio Islas Olavarrieta

- 23 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Una nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Zacatecas ha revelado un dato asombroso: los primeros seres humanos que habitaron América del Norte lo hicieron hace 30,000 años, y no hace 13,500 años como se creía.
Este hallazgo fue sustentado por evidencias como herramientas, fragmentos de huesos animales, restos de plantas y ADN que fueron encontrados al interior de la Cueva del Chiquihuite, localizada en el municipio de Concepción del Oro, Zacatecas.
Los objetos forman parte de la “evidencia confiable” de la antigüedad de la presencia humana en la región noroeste de México.

El estudio, publicado esta semana en la revista Nature, sugiere que la población de América del Norte habitó en este lugar, posiblemente, antes del Último Máximo Glacial, ocurrido hace 18,000 a 27,000 años, aproximadamente. Esto quiere decir que existieron grupos humanos anteriores a los Clovis, quienes eran considerados los primeros pobladores de América hace 13,500 años.
La investigación fue encabezada por el arqueólogo Ciprian Ardelean, quien llegó a la Cueva del Chiquihuite en 2010, luego de recorrer a pie la región en busca de evidencias humanas antiguas. La cueva se ubica a 2,740 metros sobre el nivel del mar. Tiene dos cámaras de más de 50 metros de ancho y 15 de alto, con un suelo inclinado lleno de estalagmitas.

En 2012 fueron hallados los primeros vestigios mediante un pozo de sondeo, y en 2016 comenzó la temporada de investigación de campo. A la fecha, lleva cuatro temporadas de campo avaladas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo con Ardelean, la Cueva del Chiquihuite pudo haber funcionado como refugio, donde los cazadores y recolectores se protegían de las bajas temperaturas derivadas del Último Máximo Glacial.
Esto debido a los más de mil 900 artefactos hallados en su interior, como puntas, anzuelos, objetos puntiagudos, cuchillas y lascas, mismos que después de análisis petrográficos se concluyó que no le pertenecen a las paredes, techo ni suelo de la cueva. El 90% de estas piezas fueron fabricadas con piedra caliza, de colores verde y negro.

Por otra parte, las condiciones de la cueva, su temperatura (12°C) y el hecho de haber quedado sellada tras el derrumbe contribuyeron a la conservación del material orgánico en su interior, lo que hizo posible la recuperación del ADN ambiental.

Entre las especies de planta identificadas se encuentran un tipo de palma, algunos objetos quemados y carbón vegetal, que pudo haber sido resultado de incendios forestales y chimeneas construidas por los humanos.
Entre la fauna se identificó el ADN de murciélagos presente en todas las capas, roedores, marmotas, cabras, ovejas y aves como gorriones y halcones. Los fragmentos de huesos correspondieron a géneros más grandes como el oso negro, cóndor y nutria.




Comentarios