COVID-19: Oportunidad para replantear agendas urbanas
- Leonardo Antonio Islas Olavarrieta

- 26 mar 2020
- 4 Min. de lectura
Podemos ver el surgimiento de la pandemia que hoy enfrentamos como una amenaza, pero también como una oportunidad para atender problemáticas añejas con ideas nuevas, sobre todo para la inmediatez que requiere la apremiante situación.

Por: Anjanette D. Zebadúa Soto*
Los asentamientoshumanos irregulares han representado siempre un reto para los gobiernos. Lapoblación que busca resolver su necesidad de tener una vivienda digna estableciéndoseen zonas no adecuadas, al margen de la normatividad urbanística, carentes de seguridadjurídica, sin acceso a servicios básicos como agua potable, drenaje,electricidad y gas, es vulnerable ante catástrofes naturales, enfermedades,violencia, inseguridad, degradación ambiental y exclusión social.
En esta situación de exclusión e invisibilidad viven más de 1 billón de personas en el mundo, una cuarta parte de los habitantes urbanos en América Latina, y se calcula, más de una tercera parte de las personas que residen en ciudades mexicanas.

En el contextoactual, donde la humanidad enfrenta la pandemia del COVID-19, y en el cual paracombatir la propagación del virus se recomienda lavarse las manosconstantemente durante al menos 20 segundos y mantenerse aislado en caso detener síntomas de la enfermedad, los asentamientos humanos irregulares tienenque mirarse nuevamente bajo una perspectiva que busque resolver la situación devulnerabilidad en la que viven millones de personas en el mundo, es unaoportunidad para replantear la agenda urbana.
Si bien, lasmedidas para resolver la problemática de los asentamientos humanos irregulares sonde largo plazo, en lo inmediato se podrían desarrollar estrategias inmediataspara mitigar los efectos que el COVID podría tener en la población que ya depor sí enfrenta amenazas en su día a día.
Una de lasprincipales estrategias que podrían implementarse en México, y que ya se hahecho en otros países con amenazas epidemiológicas como el Ébola, es valerse delos centros de salud cercanos, consultorios médicos y proveedores de salud comoun primer filtro para la detección de casos de infección. Así es necesario queestos agentes ubicados en los asentamientos irregulares, se puedan identificar,capacitar, y sean dotados del material y medicinas adecuadas para contener ladispersión del virus.
Otra medida deprevención y contención que hoy se lleva a cabo en otros países como EstadosUnidos, Ecuador, y ya se analiza en Uruguay, es la de reubicar a la población enriesgo, es decir a los mayores de 60 años, con patologías crónicas que viven enasentamientos irregulares en refugios donde puedan estar protegidos, aislados ycon mejores condiciones de servicios públicos, particularmente para disponer deagua para higienizarse adecuadamente.
Del mismo modo, en ciudades como Quito o San Francisco ya se diseñan mecanismos para ubicar en refugios a la población que ya está infectada con el COVID-19, pero que no requiere hospitalización con la finalidad de contener el contagio, lo cual es más probable de ocurrir si la población vive hacinada en su casa y con falta de servicios básicos como sucede en los asentamientos marginados.

Uno de los aspectos más importantes atener en cuenta al momento de atender la emergencia epidémica es el hecho deque en los asentamientos irregulares la mayor parte de los beneficios queobtienen es a través de su sentido de comunidad. Los grupos que organizan y losrepresentan son los que logran negociar con los gobiernos en turno laintroducción de los servicios públicos, por ejemplo. De este modo, es necesarioque cualquier intervención que se lleve a cabo tenga en cuenta la relevanciaque estos actores tienen para resolver la apremiante situación en el cortoplazo.
Es cierto que la emergencia y ladesaceleración de la economía harán que los recursos para atender la epidemiasean cada vez más escasos, pero la atención oportuna debe priorizarse hacia lapoblación más vulnerable, aquellos que además de vivir en condiciones precariastienen una mayor necesidad de salir de sus domicilios a trabajar porque vivenal día por lo que resulta difícil confinarlos; que no cuentan con los recursoseconómicos para atenderse; o que por condiciones previas de salud están bajomayor riesgo.
A largo plazo puede ser que la recesión económica a nivel mundial haga necesaria la aplicación de políticas económicas anticíclicas, como una baja en la tasa de interés, con lo cual la agenda del gobierno en materia urbana podrá enfocarse con mayor ahínco a lograr que los créditos sean asequibles y más baratos para que la población vulnerable que habita en la precariedad pueda adquirir, mejorar o auto-construir su vivienda, al tiempo que se crean las condiciones necesarias para atender la reubicación y/o regeneración de los asentamientos irregulares y se les dota de todos los servicios e infraestructura que requieren para hacer ciudad.


* Anjanette D. Zebadúa Soto es candidata a Doctor en Estudios Urbanos y Ambientales por El Colegio de México. Especialista en temas de medio ambiente, vivienda y desarrollo urbano.




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