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Así es como se construyen las amistades más sólidas

  • Foto del escritor: Leonardo Antonio Islas Olavarrieta
    Leonardo Antonio Islas Olavarrieta
  • 21 nov 2019
  • 3 Min. de lectura

Compartido por: Margarita López Gastélum

El valor de la amistad es invaluable, sobre todo el de aquellas relaciones fuertes y duraderas que nos acompañan en momentos de felicidad, pero también de tristeza y angustia. Comprender cómo los seres humanos nos conectamos con otros ha sido un tema de especial interés para expertos en los temas de comportamiento y sociedad, pues las amistades son capaces de definir el rumbo de la vida de las personas. Margarita López Gastélum comparte el siguiente artículo que explica cómo son forjadas las grandes amistades.

Llegar a coincidir con otra persona es algo sencillo, lo hacemos a menudo o incluso todos los días con docenas de individuos, por lo que podríamos decir que no tiene mayor trascendencia. Sin embargo, lo verdaderamente mágico es entrar en “conexión” con la mente y el corazón, y descubrir rápidamente cómo se armonizan nuestros mundos. Podríamos pensar que esto sucede solo en la ficción, pero la vida tiene sus procesos increíbles y desconocidos.

No hablamos de amor a primera vista, sino de la conexión maravillosa que construye las amistades más fuertes, aquellas que superan el tiempo y la distancia. Amistades que se basan en la complicidad, pactos, la armonía emocional, la preocupación mutua y la ternura. Esta conexión es parte de un proceso de crecimiento en el que aprendemos a compartir, ayudar y ser ayudados.

Las leyes de la atracción y la amistad

Cuando hablamos de la amistad, las investigaciones siempre se centran más en sus beneficios que en sus causas, es decir, los procesos subyacentes que desencadenan esa crucial “conexión mágica”. Ahora, veremos ese aspecto esencial. La amistad esconde aspectos mucho más complejos que los que determinan la simple atracción de una pareja. Hay un número de leyes y dinámicas psicológicas que son interesantes de conocer.

Autodescubrimiento

Las amistades más auténticas no se basan únicamente en compartir intereses comunes o en tener los mismos gustos o valores, ni siquiera los buenos momentos determina la fuerza o trascendencia de una amistad. Los expertos en psicología social saben que hay un punto de inflexión que determina si una amistad durará o no. Se trata del autodescubrimiento.

Como individuos, necesitamos compartir nuestros miedos y preocupaciones con otros para obtener apoyo, para sentir esa intimidad y complicidad terapéutica. Cuando nos abrimos y transmitimos confianza y la otra persona es capaz de protegernos y apoyarnos, entonces comienza la magia. Si logramos la reciprocidad esa misma magia permanece.

El “cemento” emocional y la ley del espejo

Las relaciones de amistad se fortalecen gracias a los “dones emocionales” como la lealtad, la consideración, el apoyo incondicional, el reconocimiento, la sinceridad o la capacidad de promover nuestro desarrollo personal. Hay otro pensamiento muy interesante de las psicólogas sociales Carolyn Weisz y Lisa F. Wood de la Universidad de Puget Sound en Tacoma, Washington. Se trata de la Teoría del espejo o del Principio del espejo de la amistad.

Conectarse con alguien es encontrar a una persona que corresponde a nuestra identidad, es decir, que encontramos a una persona que actúa como nuestra propia reflexión o punto de equilibrio. El buen amigo será el que pueda decirnos la verdad sobre lo que hacemos y las decisiones que tomamos, quien nos alerte cuando nos estamos alejando de nuestra esencia.

Nuestros cerebros necesitan hacer amistad con gente especial

Podemos llamarlo intuición o sexto sentido, pero nuestro cerebro a menudo sabe con quién es mejor “conectarse”. Nuestros cerebros aman las amistades sólidas y duraderas por una razón muy concreta: nos ayudan a sobrevivir, a dar más sentido a nuestra vida cotidiana. Aunque no lo creas, las amistades con las que verdaderamente conectamos nos hacen segregar diversas sustancias que nos ayudan a eliminar el estrés y a incrementar la sensación de felicidad.

Dejemos que la vida nos conecte por arte de magia con esas personas especiales que hacen de nuestra realidad un patio de recreo más maravilloso, cálido e interesante.

Vía Reflexiones por Estefania Filardi

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